Comentario
Los años posteriores a las revueltas de mayo del 68 condujeron a la cristalización de una variada gama de organizaciones izquierdistas, que pretendían encarnar los valores de la protesta y corregir, a su juicio, insuficiencias de la revolución fracasada: la ausencia de una estrategia revolucionaria y de una vanguardia organizada capaz de dirigir el asalto a los nuevos palacios de invierno. Tras los primeros años setenta estas organizaciones izquierdistas vieron erosionado su limitado apoyo social. Los nuevos valores que impregnaron "los sesenta y ocho" casaban mal con las estrategias de inspiración marxista-leninista. Los nuevos movimientos sociales que surgieron a lo largo de los setenta fueron el caldo de cultivo para nuevas formas de expresión política: los partidos verdes. Su ideario se nutría de las tesis antiautoritarias y anticonsumistas que habían florecido en los sesenta; además se alimentó de los postulados de los movimientos feminista, ecologista y pacifista. El primer partido ecologista del mundo fue fundado en abril de 1972 en Tasmania (Australia): el United Tasmania Group. En diciembre de ese año se creó en el cantón suizo de Vaud la primera lista electoral verde, el Mouvement Populaire pour I'Environnement, con el objetivo declarado de impedir la construcción de una autopista en la orilla del lago Neuchâtel, obteniendo el 17,8 por 100 de los sufragios y ocho escaños. La autopista no se construyó. En enero de 1973 hace su aparición en Gran Bretaña el People's Party, que en 1975 se llamará Ecology Party y en 1985 Green Party; en Suecia surgen listas municipales verdes que darán lugar en septiembre de 1981 a la fundación del Miljöpartiet. En las elecciones presidenciales francesas de 1974 se presenta por vez primera una candidatura ecologista, la de René Dumont, que obtuvo 340.000 votos. En 1978 se crea el Grüne Partei Zurich que obtendrá un diputado nacional en las elecciones de 1979. Ese año, representantes de una lista verde entran en el Parlamento regional de Bremen (Alemania Federal). En enero de 1980 se funda Die Perdonen -Los Verdes- en Alemania Federal. En las elecciones de 1981 la coalición de los verdes belgas -"Ecolo", verdes valones, y "Agalev", verdes flamencos- con el 4,8 por 100 obtienen cuatro diputados. En 1982 nacen dos partidos verdes en Austria -la Alternative Liste Öesterreichs (Lista Alternativa de Austria) y la Vereinte Grüne Öesterreichs (Unión Verde Austriaca)-, en 1986 entrarán en el Parlamento al obtener el 4,8 por 100 de los votos. En las elecciones federales de marzo de 1983 Die Grünen, con el 5,6 por 100 de los votos, logra 27 diputados en el Bundestag. El año 1983 es también el de la creación del partido verde danés. En 1984 hacen su aparición en Francia Les Verts.En las elecciones europeas de junio de 1984 entran con fuerza en la eurocámara, obteniendo 3.383.000 sufragios -el 3,1 por 100 de los votos totales- y doce escaños -siete de los verdes alemanes, dos de los belgas, dos de los holandeses (Acuerdo Verde Progresista) y uno italiano- que constituirán con formaciones de la "nueva izquierda" el grupo Arcoiris con veinte europarlamentarios. En junio de 1987 la Lista Verde logra en Italia trece diputados con el 2,5 por 100 de los votos. Las elecciones europeas de 1989 muestran la consolidación en Europa de los verdes como movimiento político: el Green Party británico alcanzó el 15 por 100 de los votos -ningún escaño, dado el sistema electoral mayoritario-; Les Verts franceses, el 10,6 por 100 y nueve escaños; Die Grünen alemanes, el 8,8 por 100 y ocho escaños; la Lista Verdi y Arcobaleno italianos, el 8,2 por 100 y cinco escaños; los Groen Links holandeses, el 7 por 100 y dos escaños; Ecolo, el 16,1 por 100 en Valonia, y Agalev, el 8,4 por 100 en Flandes y tres escaños para los verdes belgas, y finalmente una eurodiputada verde portuguesa. En total los verdes europeos obtuvieron en 1989, 28 escaños, formando un grupo parlamentario propio en la eurocámara. En las elecciones al Parlamento europeo de junio de 1994, los verdes obtuvieron 22 escaños, 12 alemanes, tres italianos, tres belgas, un holandés, un danés, un irlandés y un luxemburgués. La trayectoria de Die Grünen alemanes simboliza el ideario, la problemática política y organizativa de los verdes como movimiento político. Sus orígenes se sitúan en los nuevos valores defendidos por los nuevos movimientos sociales, su práctica política se ha alimentado de las formas y contenidos de los movimientos, sus militantes se han nutrido de los activistas de los movimientos, su estructura organizativa se ha desenvuelto en la difícil compatibilización de las formas antiautoritarias, antiburocráticas y asamblearias propugnadas por dichos movimientos y, tras su acceso a las instituciones, la adopción de estrategias institucionales, parlamentarias y de gobierno, capaces de combinar objetivos globales, de horizonte temporal de largo plazo, con propuestas concretas, situadas en el corto plazo, que obligan al establecimiento de alianzas, transacciones y actuaciones gradualistas. La combinación entre el largo y corto plazo ha generado importantes convulsiones en los verdes, expresadas en el enfrentamiento entre "realos" -realistas- y "fundis"-fundamentalistas-. La evolución de Die Grünen es paradigmática en este sentido. Su fundación se produce por la convergencia de ecologistas, feministas y pacifistas, con miembros procedentes de la "nueva izquierda" y socialdemócratas desengañados, presentes en muchas ocasiones en los nuevos movimientos sociales, alternativos -okupas, libertarios, espontaneístas- y cristianos progresistas de las diferentes iglesias. En muchas ocasiones, una misma persona respondía simultáneamente a varias de estas orientaciones. Sus antecedentes inmediatos se sitúan en la creación y progresiva consolidación de listas ecologistas y alternativas a nivel local y regional entre 1976 y 1980, actuando como catalizadores las elecciones al Parlamento Europeo de 1979 y al Bundestag en 1980.Los días 12 y 13 de enero de 1980 tuvo lugar en Karlsruhe el congreso fundacional de Die Grünen. En el congreso programático de marzo de 1980 en Sarrebruck se define la política del nuevo partido como "ecológica, social, democrática de base y no violenta", dándose los primeros enfrentamientos entre los sectores más radicales y más pragmáticos en torno a las cuestiones económicas y de la mujer, los más moderados fueron derrotados eligiéndose una presidencia federal integrada por Petra Kelly, Haussleiter y Norbert Mann. La entrada en el Bundestag en marzo de 1983 convierte a Die Grünen en un fenómeno político a escala europea.Los resultados obtenidos en el Estado de Hesse en 1983 les convirtieron en la llave de la gobernabilidad, la decisión de los verdes de Hesse de aportar su voto para la aprobación de los presupuestos del Gobierno socialdemócrata abría las puertas por primera vez a la asunción de responsabilidades dentro del sistema de gobierno. Los crecientes éxitos electorales de Die Grünen, con la consiguiente entrada en los parlamentos regionales y federal, plantearon una constelación de contradicciones entre la "lógica de la representación de base" y la "lógica de la competición electoral", la exigencia de "políticas substantivas"- de las reivindicaciones básicas del ideario del partido- y la adopción de "políticas parlamentarias"- propuestas concretas y gradualistas-, que terminó desembocando en una abierta crisis en la asamblea federal de Hamburgo -diciembre de 1984- entre "realos" y "fundis". Rudolf Bahro, uno de los máximos exponentes del sector "fundi" más radical, abandonó la organización. En la asamblea federal extraordinaria de Hagen -junio de 1985- se aprobó la posibilidad de formar coaliciones de Gobierno por vez primera, algunos meses después en el Estado de Hesse se formó el primer Gobierno "rojiverde" -coalición entre los socialdemócratas y los verdes- en vigor hasta febrero de 1987, Joschka Fischer se convierte en ministro de Medio Ambiente y Energía. El 16 de marzo de 1989 cristaliza en Berlín occidental la tercera experiencia de coalición "rojiverde" que finaliza en el otoño de 1990 dadas las diferencias en la acción política entre socialdemócratas y verdes. Tras las elecciones de Hesse, en 1989, se vuelve a formar una coalición "rojiverde", en la que Cohn-Bendit, por los verdes, entra en el Gobierno municipal de Francfort. En 1989, en la asamblea federal de Duisburg, los "realos" se imponen a los "fundis", produciéndose una serie de abandonos del sector "fundi" como los de Rainer Trampert, Thomas Ebermann o Regina Michalik. La caída del muro de Berlín y la unificación alemana, capitalizada por el canciller Kohl, provocó una caída circunstancial de Die Grünen en las elecciones del 2 de diciembre de 1990, al obtener sólo ocho escaños y gracias a su alianza con la Bündnis 90 -Alianza 90-. Los resultados de las elecciones de octubre de 1994, con el 7,3 por 100 de los votos y 49 escaños de la formación Bündnis 90/Die Grünen muestra la consolidación de los verdes en el sistema de partidos alemán. Las elecciones regionales sucedidas entre 1991 y 1994 así lo confirman, dando lugar a la formación de Gobiernos rojiverdes en Hesse -8,8 por 100 de votos en enero de 1991- y Bremen -11,4 por 100 en septiembre de 1991-, también con los liberales; y obteniendo el 7,2 por 100 de los votos en Hamburgo -junio de 1991-, el 9,5 por 100 en Baden-Wurttenberg -abril de 1992-, el 13,3 por 100 en Berlín junto con Bündnis 90 -mayo de 1992-, el 11 por 100 en Hesse -marzo de 1993-, el 10,3 por 100 en Schlesvig-Holstein -marzo de 1994-, el 7,4 por 100 en Baja Sajonia -marzo de 1994-. Tras la caída electoral de diciembre de 1990, la influencia de los realos se afianza en Die Grünen, en los congresos de Neumünster y Colonia celebrados en 1991, donde se aprobó la abolición de la rotación de los cargos parlamentarios y el reforzamiento de la presidencia federal. La mayoría articulada en torno a la corriente realo y al Linkes Forum -situados en una posición equidistante de realos y fundis- terminó por desplazar a los fundis, que continuaron abandonando el partido, como el grupo de Jutta Ditfurth. En mayo de 1993 se fusionaban en una misma organización Die Grünen y la Bündnis 90, con ello Bündnis 90/Die Grünen se consolidaban como partido, dejando atrás las divisiones internas entre realos y fundis que habían convulsionado a la organización.Los estudios sociológicos realizados sobre la base social de los nuevos movimientos sociales y los partidos verdes han revelado que su composición se alimenta fundamentalmente de las nuevas clases medias urbanas: jóvenes, mujeres, universitarios, profesionales del sector público -en especial del mundo de la enseñanza y de los servicios sociales-. Una base social con un nivel educativo sensiblemente superior a la media de las sociedades industrialmente avanzadas. Dichos resultados no deben extrañar si consideramos los nuevos valores enarbolados por los nuevos movimientos sociales y los partidos verdes. Nuevos valores asociados a lo que se ha dado en llamar valores postmaterialistas, queriendo significar con ello que las preocupaciones y motivaciones de los activistas, simpatizantes y votantes se deslizan más hacia las problemáticas asociadas a la calidad de vida, la igualdad en los comportamientos entre sexos, la degradación del medio ambiente, la democratización de las relaciones sociales y el pacifismo que hacia la problemática relacionada con los niveles de ingresos, motor tradicional del movimiento obrero. Los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 1994 permitieron realizar algunas interesantes apreciaciones. Es en los países más avanzados industrialmente y con sociedades del bienestar más desarrolladas donde los partidos verdes han logrado una mayor implantación. El grupo parlamentario verde en Bruselas se nutre de miembros procedentes de Alemania, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Italia e Irlanda, mientras que en aquellos países europeo-occidentales con procesos de industrialización más tardía y con Estados del bienestar menos desarrollados son todavía los partidos comunistas, algunos de ellos sometidos a fuertes procesos de reconversión, los que polarizan la articulación política de los sectores sociales representados por los nuevos movimientos sociales, así el grupo confederal de la Izquierda Unitaria Europea, formado por 28 eurodiputados, está integrado por miembros de España, Grecia, Portugal, Italia -Refundación Comunista- y Francia -PCF. La anomalía viene representada por Francia, no tanto por la presencia del PCF como por la ausencia de los verdes, motivada por las divisiones internas de los verdes franceses que les llevaron a presentar dos candidaturas y al desastre electoral. En otras palabras, la persistencia del tradicional conflicto clasista es todavía fuerte en estas sociedades. Además, en los casos de España, Grecia y Portugal, la existencia de regímenes dictatoriales tras la Segunda Guerra Mundial marcó pautas diferenciales respecto de la evolución de los países europeo-occidentales, dado el compromiso con la lucha democrática de los respectivos partidos comunistas. Si consideramos el caso de Alemania oriental y los resultados cosechados por el PDS, el partido heredero de la tradición comunista -4,4 por 100 de los votos totales de la Alemania unificada concentrados en el territorio oriental, donde llega a superar en numerosas circunscripciones el 20 por 100 de los votos, y 30 escaños-, dicha apreciación cobra un nuevo valor.Tanto los nuevos movimientos sociales como los partidos verdes representan una crítica ilustrada y universalista de la modernidad, tal como se ha configurado en la civilización occidental a lo largo de los siglos XIX y XX, articulada en torno a la ideología del progreso, asociada a los procesos de racionalización técnica, económica, política y cultural. Generando nuevas cosmovisiones que tratan de superar, incorporando algunos de sus valores centrales, las tradiciones liberal -que polarizó el conflicto sociopolítico de los siglos XVIII y XIX- y del movimiento obrero -que paulatinamente hegemonizó el conflicto social entre 1871 y 1939-. Esbozando un nuevo esquema de racionalidad que pretende superar los efectos perversos de los procesos de modernización, asumiendo los mensajes emancipatorios y liberadores de las tradiciones liberal -libertad y derechos humanos- y socialista -igualdad y solidaridad- en un nuevo contexto universalista que comprende al conjunto de la humanidad -de ahí el hincapié en la eliminación de las desigualdades Norte-Sur, la demanda de un nuevo orden económico internacional- y a las relaciones entre la humanidad y el planeta -respeto del medio ambiente, políticas ecológicas, anticonsumismo, solidaridad intergeneracional-, mediante los nuevos valores incorporados por el feminismo, el ecologismo y el pacifismo.Esta nueva cosmovisión trata de evitar el carácter omnicomprensivo de las anteriores racionalizaciones de la civilización occidental, que derivaban en un marcado etnocentrismo, tanto en sus versiones revolucionarias como reformistas, mediante la construcción de sistemas totalizadores y cerrados que hacían de Occidente la pauta y vanguardia del progreso de la humanidad, legitimando sus pretensiones de dominio mundial. La ausencia de una alternativa global, sistemática y totalizadora no sería, pues, tanto una manifestación de la inmadurez y juventud de los nuevos movimientos y partidos como de la asunción consciente de un pluralismo en el que los valores y aportaciones de las diversas civilizaciones y cosmovisiones actuarían en igualdad de condiciones sobre la base del reconocimiento mutuo y no sobre la base de la dialéctica del dominio.